miércoles, 27 de julio de 2016

Jornada 15: Embalse de San Juan 23-07-2016

Lugar: San Juan

Fecha: 23 de Julio del 2016

Miembros: Alejandro, Alex, Eugenio y Pepe

Descripción:


Con los calores que llevamos, decidimos, ya que parecía que iba a hacer un día fresquito, probar suerte en la sierra de Madrid y de paso, ver como estaba el mundo de los diablos verdes.

Madrugamos un poquito y, después de un buen desayuno, llegamos al sitio elegido del embalse de San Juan para pasar la mañana, un sitio cerquita, no fuera que apretara el calor y hubiese que salir corriendo.

En esta ocasión, nos apuntamos Alex (que sería el conductor de turno), Eugenio, Pepe y yo. Entre preparar los bártulos y demás cosas, enseguida nos dieron las 8 de la mañana, ya amanecido.

Empezamos a dar lances sin sospechar siquiera lo que se nos vendría encima algunas horas después. No habría pasado una hora cuando Alex notó su primera picada, un minitalla de aproximadamente 200 g, bueno, para empezar y quitarse el bolo no empezaba mal la cosa. A partir de ahí, ya empezaban a llegar los primeros bañistas y los aspirantes a las olimpiadas de esquí acuático, acompañados de sus intrépidos marineros de agua dulce. Pero nosotros seguíamos a lo nuestro y Alex volvió otra vez a sacar otro verderón de medio kilo.



Seguíamos pescando, cada vez con más dificultad, arrinconados en las reculas por el oleaje provocado por las barcas. Uge clavó unas cuantas minitallas y Pepe hizo lo propio con otra captura, quedándome yo solo sin probarlos, otro día más, aunque eso sí, alguna picada tuve.

Así, entre cervecita que va y cervecita que viene, la cosa empezó a ponerse fea, no se podía aguantar y allí no había Dios que pescara. Digo esto porque parecía que estábamos en los toboganes de la Warner y Uge, con su pato, ni os cuento. No eran piraguas, ni barcas, eran yates grandes en toda regla, que no dudo que paguen y tengan sus derechos, pero no tuvieron ningún respeto por los demás, era elocuente y lo que nos extrañaba a todos era que ahí no se produjeran accidentes debido a las altas velocidades que alcanzaban y el espacio tan reducido para tanta embarcación. Nosotros nos preguntamos cómo es posible que nadie controle eso, habiendo además tanto bañista, increíble.

Por lo cual, viendo el panorama, ahí no había quien pescara ya ni en el último rincón, por lo que decidimos ir y remolcar a Uge y marcharnos de allí a comernos a gusto el bocadillo viendo el gentío dominguero que allí había.

Está claro que se trataba de pasar la mañana, no son excusas, pero para pescar no es sitio para ir con el buen tiempo o períodos de vacaciones. Al menos esa es mi opinión.

Terminamos aproximadamente de recoger sobre las tres y algo de la tarde y posteriormente decidimos poner rumbo a remansos más tranquilos, dícese, a casa.

Saludos y un abrazo.

Hasta la próxima.

Alejandro