martes, 31 de julio de 2012

Jornada 27: Embalse de El Atazar 28-07-2012

Lugar: El Atazar

Fecha: 28 de Julio del 2012

Miembros: Alex, Juanmi y Pepe

Descripción:

Alex, Pepe, nuestro amigo Eugenio y yo nos disponíamos esta vez a visitar un embalse en el que nunca antes había estado, y por lo que me comentaban mis compañeros, tenía fama de ser un embalse bolero: El Atazar.

Sobre las 8 de la mañana, ya nos encontrábamos mojando nuestros respectivos señuelos. No tardarían demasiado los peces en hacer acto de presencia, ya que al cuarto de hora aproximadamente, recibí una sutil picada, probablemente de un bass, que no conseguí clavar.

Poco más tarde fue Alex quien notó arquearse su caña. Esta vez la picada fue diferente. No daba tantas cabezadas sino que era un esfuerzo más continuo. Efectivamente, un lucio aparecía rendido sobre la superficie del agua. Sin presionar demasiado al pez, debido a que la línea no disponía de bajo de acero, Alex sacó al espécimen del agua. 1.730 kg fue el peso que mostró sobre la balanza y tras la oxigenación pertinente, fue devuelto nuevamente al agua.


Tras la primera pieza, proseguimos con nuestro camino. De nuevo Alex, que parecía haber encontrado el señuelo adecuado, consiguió acercar otro lucio a la orilla. Pero sin embargo, este lucio, iba a provocar uno de los percances más destacables de la jornada. Cuando se dispuso a cogerlo, el lucio se reveló, partiendo el puntal de la caña de Alex. Sin duda, un lucio que le dejó un sabor más que amargo en la boca.


Mientras Alex estaba todavía recuperándose del shock, fue Pepe quién demostró que el señuelo que había utilizado Alex seguía dando sus frutos. En este caso, consiguió sacar un magnificó ejemplar de 1.910 kg de peso. Posteriormente, Alex se dirigió al coche para cambiar de caña, por lo que decidimos esperarle en el sitio en el que nos habíamos quedado. En ese momento fue Eugenio quien logró capturar un bass que, aunque de pequeña talla, hizo que se quitara el tan temido bolo.


Una vez incorporado Alex de nuevo al grupo, decidimos proseguir la marcha sorprendidos de cómo se estaba dando el día. Así, llegamos a una recula en la que decidimos probar suerte. El primer lance que realizó Eugenio en esta recula le dio sus frutos. No oponía mucha resistencia. En este caso era un lucio de 600 g.


Siguiendo nuestro viaje, llegó uno de los momentos graciosos de la jornada (no para mí). Me encontraba andando por la orilla del embalse cuando de repente, palabras textuales de Eugenio, recibí una entrada de Pepe (el del Real Madrid) y me metí un guarrazo que hizo que me llenase las piernas de barro.

Unos minutos después, Eugenio levantó con la caña un pequeño pero peleón bass, demasiado para el pasotismo que mostraban los basses por ese momento.

Llegamos a una zona rocosa en la que teníamos bastantes esperanzas de pescar. Y así lo demostraron Alex y Pepe, ya que prácticamente al mismo tiempo, capturaron otros dos ejemplares de lucio de 1.880 kg y 1.280 kg respectivamente. Mientras, continuaba mi agonía ya que era el único que seguía sin coger ningún pez.


De vuelta hacia el coche, seguimos probando nuevamente en los sitios que nos habían parecido más propicios. Y justo en uno de ellos noté lo que había estado buscando durante todo el día. Tensión al otro lado de la caña y cachetazo. Tras mostrarnos su boca en un par de ocasiones en repetidos saltos sobre el agua, finalmente conseguí sacar al black bass fuera del agua. Aunque no era de muy grandes dimensiones (510 g) se trataba de un pez que para mí valía su peso en oro.


Más cerca del coche, Pepe consiguió capturar otro ejemplar de lucio de 720 g de peso, pero con unos dientes muy afilados como demostraba la herida que le hizo a Pepe en la mano.


Con esta captura y al observar un nubarrón que se iba aproximando cada vez más rápido hacia nosotros, decidimos dirigirnos al coche, no sin antes observar la esperada caída de Alex como viene siendo habitual en las últimas jornadas.

En resumen, una jornada en la que no nos esperábamos realizar las capturas que realizamos, ya que en las anteriores visitas de mis compañeros a dicho embalse no se obtuvieron grandes resultados. Quizás a partir de esta jornada cambie la percepción bolera que teníamos sobre El Atazar.

Juanmi

Vídeo de la jornada:

lunes, 30 de julio de 2012

Jornada 26: Embalse de San Juan 25-07-2012

Lugar: San Juan

Fecha: 25 de Julio del 2012

Miembros: Alfonso y Javi

Descripción:

Esta vez solamente os traigo humo. En otras palabras, no traigo material gráfico para corroborar mis palabras, aunque pienso que después de tanto tiempo, podemos permitirnos pedir un poco de confianza ciega, jejeje.

Por fin libré en el curro, y decidí ir a seguir aprendiendo con la cola de rata. Era mi segundo día y el aliciente era probar que tal funcionarían los señuelos creados por mí, si conseguía realizar algún lance en condiciones.

Me acompañó Javi, que da la casualidad que él siempre libra (vaya un curro que tiene el amigo…). Nos dirigimos a San Juan, y al llegar vimos que la actividad de los ciprínidos no era como la última vez. Mala cosa.

Montamos las cañas y lanzamos a fondo, para esperar la picada debajo de la sombrilla. Yo estuve probando con la cola de rata y con buldó y nada, ni una mísera picada. Javi se puso a vacilar a un bass que patrullaba la orilla, y después de varios intentos lo consiguió sacar, pero debido a la poca talla que tenía, preferimos soltarlo inmediatamente y evitar sufrimiento alguno fotografiándolo.

Al cabo de un rato, desmonté mis cañas de fondo para evitar posibles denuncias y me puse a patear con la cola de rata, ya que si no me iba con ella a la aventura no aprenderé nunca. Hacía algo de aire, pero en la dirección que yo lanzaba, lo que me ayudaba bastante en los lances. Observé como algún barbo se lanzaba a mi mosca pero sin clavarse, hasta que por fin uno se clavó, pero en el primer arreón me partió la línea. ¡¡¡Mierda!!! se tuvo que oír por todo Madrid. Pero al cabo de unos segundos, el cabreo se tornó en un aumento de autoestima. Después seguí sin obtener picada hasta que volví a ver como se lanzaban a por la mosca. A este pez sí conseguí sacarle del agua sin mucho esfuerzo, pero era un percasol…joder, ya podría haber sido un barbo, pero en fin, es lo que picó. Al agua directamente.

Aun siendo un percasol, llamé a mi cuñao con el subidón para contárselo. El seguía bolo…Al colgar fue exagerado: tres lances, tres picadas de barbos, pero sin conseguir clavar ninguno…

Ya el resto del camino, las picadas fueron disminuyendo sin conseguir clavar ninguna. Y en ese momento, me llamó Javi, había sacado una carpa de un kilo y algo, pero por no hacerla la foto en la tierra, la soltó directamente. Cuando yo volví, monté de nuevo las cañas y conseguí otra carpa, también de uno kilo y algo, pero la desanzuelé dentro del agua para que no sufriese, ya que la pelea que dio fue más típica de un pez gato, lo que me hizo pensar que no estaba demasiado sana.

Después de comer, volví a darme una vuelta con la cola de rata, pero ni yo ni Javi obtuvimos más picadas, por lo que después del bañito correspondiente, decidimos recoger y volver para casa, con mal sabor de boca por el barbo que se me escapó, pero a la vez contento por haber conseguido mis primeras picadas y sacar mi primer pez, aunque no fuese el deseado…¡¡Hasta la próxima!!

Alfonso

lunes, 9 de julio de 2012

Jornada 25: Río Tajo 07-07-2012

Lugar: Río Tajo

Fecha: 07 de Julio del 2012

Miembros: Alex y Pepe

Descripción:

De nuevo Eugenio, Pepe y yo decidimos enfilar una nueva jornada de pesca, la número 25 en lo que va de año. Pusimos rumbo hacia un viejo lugar conocido… el río Tajo. Los tres fuimos en busca de nuestras queridas percas negras pero en este día habría más de una sorpresa…

Como era de esperar, la ya temida cuesta se avistaba nada más llegar. Montamos las cañas y nos dispusimos a bajar con la intriga de si sería un día propenso para el bass.

Una vez abajo comenzamos a tentarlos y el señuelo de Uge no superó su primer lance quedándose en el fondo entre las rocas.

Seguimos avanzando y nuestras esperanzas empezaron a decaer ya que nos encontramos con bastante gente, cosa que hacía que no pudiéramos intentar pescar en nuestra zona preferida. Visto esto avanzamos hasta no poder más, sin picadas ni avistamientos de peces por el momento.

Ya en el final del tramo pescable, decidí probar varios señuelos y en uno de esos cambios mi caña se arqueó… Fue un tirón brusco para abajo y el pez no tiraba hacia arriba con lo que deduje que no se trataba ni de un bass ni de una lucioperca, ¿qué sería? Me pregunté. Tras varios minutos peleando con el pez logré cansarle y verle venir, en un principio creí que se trataba de un ejemplar de barbo pero, conforme se acercaba, me di cuenta de que era un siluro, un pequeño siluro de 2.040 kg. Era el primer siluro que sacaba en mi vida y ya sentí como era pelear con uno de ellos. Sin duda, bastante interesante.


Después de esto, fuimos volviendo un poco para atrás, ya que se veía menos gente, y en ese trayecto volví a ser yo el que sacó un pequeño black bass que no llegamos a pesar ni a fotografiar pero que no superaría los 200 g.

Por fin llegamos a nuestra zona preferida y hablando con algunos pescadores nos dejaron echar unos lances. A lo largo del día nos encontramos varios señuelos pero Eugenio se encontró uno que le hizo quitarse el bolo, y bien quitado. Decidió ponerlo y lanzarlo cercano a la orilla para ver qué movimiento hacía y, mientras lo probaba, un bass de 1.250 kg le atacó. Por desgracia no pudimos fotografiarlo pero fue devuelto al agua sin problemas siendo testigos los pescadores que había cercanos a nosotros.

Pepe continuaba bolo, y Eugenio tenía ganas de sacar su primera lucioperca de su vida (había dejado de tentar a los basses hacía un rato) pero en ese mismo lugar fui de nuevo yo quien sacó mi último pez del día. Una bonita lucioperca, la cual no noté su picada, pero que ofrecía una bonita resistencia. El peso de la misma fue de 2.650 kg e igualmente fue devuelta al agua sin daños.


Pasados aproximadamente 15 minutos, fue Pepe el que consiguió hacerse con otra "lucia" y quitarse así el bolo. Con un peso de 2.790 kg, fue el pez más grande del día.


Uge estaba desorientado puesto que harto de probar no conseguía la preciada picada de su primera lucioperca, pero la insistencia tuvo su recompensa… Casi sin darse cuenta una lucioperca de 970 g se tragó su señuelo y por fin sintió lo que es pelear con una vampira. No fue muy pesada pero seguro que estará contento. Ya saldrán más grandes. ¡Enhorabuena Uge!


Esto fue todo en lo que a peces se refiere. El calor apretó demasiado y la sed se apoderaba de nosotros asi que decidimos desmontar las cañas y dar media vuelta hacia el coche. La cuesta al fondo nos esperaba…

Alex